Publicado: 20 de octubre de 2009 | Autor: Flora Vronsky | Archivado en: Sin categoría |
Había una vez, en una tierra muy muy al sur, un caballero que había pertenecido a la Orden del Talento. Admirado por todos y emulado por otros caballeros oriundos de todos los rincones del globo, soportó los ojos inquisidores de los aficionados a su maestría y acabó por perderse en los huracanes de la egolatría. Su norte se desdibujó del planisferio y las malas compañías erosionaron su arte hasta arrastrarlo al punto irretornable del ridículo.
Después de siglos en los que ostentó el encorsetado título de «mejor del mundo», se ha convertido simultáneamente en un ser fasto y nefasto. Hoy hablamos de un caballero en estado de electrocución social, oficiando de convector de la temperatura colectiva. Posición que lo tiene hinchado y siempre a punto de estallar. Son esas emociones las que desahoga cuando festeja goles carambolescos o cuando desata su incontinencia verbal.
Tal vez haya efectivamente un resentimiento hacia él, que se funde con el suyo propio ante figuras que puedan destronarlo. Quizás por eso se lo coloca en un puesto que lo excede por completo.
Porque, en el reverso de sus dichos, nuestro caballero es también la muñeca inflable de una sociedad impotente, para la que cumple un rol artificial de excitación y para la que, sin ninguna autoconciecia, es funcional en su status quo.
Nada justifica la brutalidad. Nada. Sin embargo, resta decir que cuando a un caballero se lo inviste con la Orden del Talento, nunca deja de pertenecer a la cofradía de los más grandes del mundo. A pesar de sí mismo; a pesar de la destrucción a la que sus pares lo arrojen.
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Publicado: 11 de octubre de 2009 | Autor: Flora Vronsky | Archivado en: Sin categoría |
de las cosas que me gusta odiar…
1- la corrupción de la ciencia ficción
2- las moscas blancas que atacan a las hierbabuenas (por ser buenas)
3- la democracia como producto de exportación
4- no tener una mandolina
5- que el discurso haya guillotinado al autor
6- no saber alemán
7- la falta de consideración de los amigos
8- el juicio fácil y la ceguera rápida
9- irme de boca en pos de la diversión
10- la velocidad del futuro
Para consuelo personal, que no de muchos ni de tontos, me quedo hoy con
9. Peli de animación producida por Tim Burton; ciencia ficción vestida con los ropajes de Dickens y Lewis Carroll. Espero que permanezca en mi lóbulo temporal medial al menos por esta semana.
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Publicado: 21 de septiembre de 2009 | Autor: Flora Vronsky | Archivado en: pastiche |

Sí señores. Volvemos a arremeter contra el tedio para seguir nutriendo -con el amor maternal propio de la
Difunta Correa pero más parecido al de la
philología– el diccionario iberoamericano de boludeces.
Así las cosas, y teniendo en cuenta el abrumador éxito que ha cosechado la entrega anterior, mantendremos el tono deportivo del relato para que sea un poco… menos algo.
Sin más preámbulos primaveriles, nos ponemos a ello.
En Argentina:
Después de haber parido el segundo tiempo, aderezado con la dudosa presencia del mediocampo y la inexistente sed de gloria de una delantera más bien de licencia, el equipo pareció haberse metido enterito en una baulera, a la espera de un milagro que mantuviese tapada la olla a presión. En el banco sobraban las golosinas y las picadas (total, para qué cuidarse si esto es un viaje sin retorno a la B); la imagen era tal que el técnico miró de reojo al preparador físico como dándole la orden de armar la parrilla ahí mismo y, ya que estamos, convidar choripanes al lineman. En fin, que la situación actual del equipo no se arregla ni con cinta scotch.
En España:
Después de haberse currado el segundo tiempo, aliñado con la dudosa presencia de la formación del medio y la inexistente sed de triunfo de una formación delantera más bien de excedencia, la equipación pareció haberse metido enterilla en un trastero, a la espera de un milagro que mantuviese tapado el cazo a presión. En el banquillo sobraban las chuches y los piscolabis (total, para qué cuidarse si esto es un viaje sin retorno al descenso); la imagen era tal que el entrenador miró de reojillo a su mano derecha como dándole la orden de montar la barbacoa allí mismo y, ya puestos, ponerle pinchos de chorizo al juez de línea. En fin, que la situación actual del equipo no se arregla ni con celo.
Good luck and good night.
Publicado: 5 de septiembre de 2009 | Autor: Flora Vronsky | Archivado en: Sin categoría |
…de las cosas que me gusta odiar:
1- el aroma del brócoli cuando se cuece
2- no tener abuelos
3- las flores en proceso de muerte
4- los cuadros torcidos
5- la deconstrucción
6- que haya tanto para leer
7- el calor indiscriminado
8- la impotencia
9- que tus amigos no vayan a tu cumpleaños
10- la bestialidad de la indiferencia
continuará…
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Publicado: 23 de agosto de 2009 | Autor: Flora Vronsky | Archivado en: Sin categoría |
Dicen que los bereberes toman bebidas calientes cuando hace calor, porque éstas permiten que el organismo absorba mejor los líquidos y se hidrate mucho más rápido que mediante bebidas frías. Por eso me dispuse a inflarme de mate cuando veo que el termómetro de casa apunta irremediablemente a pasar los 33 grados.
Después de un termo entero no sé si estoy más hidratada, pero sin dudas se me despiertan las neuronas adormecidas y dan un respingo saltarín como reclamando su función fisiológica, injustamente olvidada por el calor.
Mientras tanto, arremetemos con cruzadas domésticas que ratifican la autocreída necesidad de la intervención humana para mejorar las cosas. En este caso, las plantas de la terraza. Creemos que con menos agua, o más sol, con unas gotas de fertilizante o brebajes antibichos, salvaremos algunas o veremos crecer otras desde su propia semilla. Cuando en realidad, el proceso natural del desarrollo vivo nos demuestra que lo que tiene que ser será, y lo que no, pues ajo y agua.
Así, nos embarcamos a abrir la puerta de mundos totalmente desconocidos hasta ahora, leemos libros de cuya existencia no sabíamos na’ de na’ y visitamos personas especializadas en prácticas que nos representan dudas y temores a los que, inconscientemente, pretendemos esquivar.
Cuando en realidad, el proceso natural del desarrollo vivo nos demuestra que lo que tiene que ser será, y lo que no, pues ajo y agua.
Sin embargo, en nuestra
vitae philosophia que tiende cada vez más hacia la calidad y esencialidad del proceso -relegando el éxito del resultado-, el valor de los descubrimientos y desafíos nos impulsa a seguir, porque son aristas del camino providencial que libremente recorremos.
Y como estamos convencidos de que «las patadas en el culo te tiran para adelante», pues aquí estamos.
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