Alfa y Omega
Publicado: 9 de enero de 2012 Archivado en: pastiche 4 comentariosA todo principio le corresponde por necesidad un final. Por ejemplo, venir a la vida termina con el llegar a la muerte. O mantener suspendido el relato en el aire se acaba cuando las letras comienzan a caer una a una. O el ímpetu nómade se dulcifica cuando las voces hablan de la tierra. La interrupción es, por naturaleza, contingente. ¿Pero de qué otra cosa está hecha la conversación? Lo disruptivo configura la paleta de colores.
Cinco años y tres meses se diluyen entre la ida y la vuelta que esta bitácora ha intentado ser.
Quedan pocos meses españoles… Quedan muchos meses más…
Y vuelta a empezar.
Morfología del auxiliar
Publicado: 6 de mayo de 2011 Archivado en: pastiche 14 comentarios
Ha pasado tanto tiempo que da miedo. Como dice mi colega M., cuando no hay nada que decir es mejor callar. Aunque a veces haya tanto guardado que sólo el silencio se hace válido interlocutor de palabras insuficientes. Me debía esta vuelta, de la misma manera en la que debo tantas otras cosas. Agradecimientos, dinero, fiestas de cumpleaños, paracaídas, libros, perdón, carcajadas, lemon pies, compañía, presencias. Las deudas se acumulan como las mariposas azules, pero esta vuelta quiere ser la pluma que tache de la lista una gratitud general atesorada durante estos meses e instalada en el recuerdo permanente.
De un oculto rincón del baúl de los recuerdos me traigo a Vladimir Propp, el formalista ruso que nos perseguía en los primeros años de la carrera con sus morfologías chaladas, aquellas que tanto influirían en el estructuralismo nuestro de cada día. En sus obsesiones, Propp revisa los cuentos populares rusos para encontrar, en su estructura interna, elementos constantes y reductibles a determinadas funciones siempre presentes. Utópicas ecuaciones morfológicas que pretenden explicar por qué no nos libramos de las princesas rubias, los azules príncipes, las hadas madrinas y las brujas esquizofrénicas.
Propp, vestido de frac y perdido entre el humo del opio, consigue su objetivo y logra reducir categorialmente todas las acciones de los cuentos a 31 funciones constantes e inmodificables. La función 22, el socorro del héroe, tiene dentro varios actantes, es decir, figuras que dan cumplimiento a dicha función de manera camaleónica según lo pida la locura de la trama. Entre ellos están los Auxiliares Mágicos, los cuales ocasionalmente cumplen también la 14 que es la del Regalo.
Estas figuran, en su forma y en su sentido más profundo, fueron determinantes para mí estos últimos meses. Fueron como las lianas del Amazonas, que permiten con su oxígeno y calor que el ecosistema resista los cambios y siga nutriendo a sus habitantes. Sin ellas, la vida que debajo suyo se esconde zozobra y se expone al peligro de desaparecer, de transformar su verde limón en un marrón del que se ha ido toda posible alegría.
Cada uno y cada una merecería una entrada personal, íntima y cercana. Mis escasos talentos y mis más aún escasas fuerzas no me permiten honrarlos de ese modo. Sin embargo y dentro de las despóticas reglas que dirigen mi mundo literario, puedo declararlos aquí y ahora, con Dios de testigo, mis Auxiliares Mágicos exclusivos y únicos. Y agradecerles, con mis manos, que es todo lo que tengo.
E, J, M, A, S, S, M, N, S, C, F, V, A, M, M, F, S, Y, S, E, M, L, E, M, G, S, P, F, D, A, G, I, D, O, C, S, J, L….
Gracias.
Dance…dance.
Publicado: 28 de diciembre de 2010 Archivado en: pastiche 6 comentarios
Estoy mirando una peli que va de baile, hijos, matrimonio, deseos y amor. La vida, bah. Preciosa.
Hago memoria y de repente entiendo que la locura que tengo por la música y el baile, esa pasión crónica, me viene de verlos bailar algunas veces con verdadero corazón. De ahí viene, seguro.
Me entran unas ganas terribles de poner a Sinatra y dar vueltas con un vestido púrpura de falda plisada. Y de tenerlos conmigo para bailar juntos. Bailar como las burbujas de la sidra o el champagne que llena las copas en estos días, llenos también de ausencia y de esperanza. Llenos de todo. Vacíos de nada, aunque falten burbujas para que explote del todo el sabor.
Y los siento tan míos y tan suyos. Tan conmigo y tan sin mí.
Los siento acá dentro, bien en el medio del cuerpo, entre los años y el mapa desdibujado del futuro.
Me siento viajando por el aire, horas y horas suspendida en un tiempo que no pasa (pero que sigue su rumbo gris a pesar de mí). Llego volando para darles un beso prohibido mientras me dure el polvo de estrellas que Campanita derramó sobre mis ojos. Los veo y los abrazo rápido, que no tengo tiempo. Y vuelvo sin ser vista, para no interferir en el curso de la imposibilidad.
Me basta con imaginármelo -mentira-.
Me basta con tenerlos, eso sí.
Dedicada
Publicado: 25 de octubre de 2010 Archivado en: pastiche 10 comentarios
Fue como una ráfaga que inmortalizó la terminal en una imagen blancoynegro. Un aire rioplatense que impregnó la casa desde esa tarde y para lo que dure la sierra. Unos ojos permanentes y llenos de luz en la inmensa oscuridad mora de sus círculos. Un espacio hinchado de yerba y chocolate, con flores de lavanda y perfume de romero. Un soporte de piedra gris y terracota, firme y marfíleo y audaz. Un lanzamiento de llamas tenues para quemar los miedos sin calcinar la fuente. Una verdad llena de sentido para batallar con la ausencia. Una noche eterna de café. Algunos ojos celestes y verdes frente a la experiencia. Una canción y un tango inéditos. Líneas de humo para ambientar las fotos que se guardan. Un rincón que aparece para mostrar lo que no se buscaba. Y un inesperado hotel. El silencio profundo que contagia. La poesía de un sol apagado que espera el turno de salida. Y un sueño conjunto tejido en broderie francés y adolescente. Un sorbo de jugo de naranjas naturales cosechadas en la historia de un camino que se entiende cada vez más. Una pizca de pimentón dulce y un mollete salpicado de amigos. Una necesidad y una certeza. Veintidós días de aurora.
Y me lo digo, lo afirmo y lo repito
Publicado: 14 de septiembre de 2010 Archivado en: pastiche 10 comentariosElla baila sola. Recordé enseguida sus canciones (amores de barra, lo echamos a suerte) como ráfagas de una época que observo desde un sofá raído de memorias. Ella baila sola. La plaza del pueblo iluminada por los ojos de una comunidad ajena a la locura urbana. Un Dj ecléctico que castiga la consola contorsionista entre cumbia argentina, paso doble y bachata. El pregón ya fue. Las fiestas acaban de empezar, pero de qué se habla, clarísimo, del pregón del año que viene, del recorte de presupuesto, de que el año pasado estuvo mejor. Crisis. Crisis en la punta de la lengua colectiva, mientras sus manos sostienen cubatas a 2 euros, pinchos morunos y bocadillos de lomo. Ella baila sola, rodeada de infantes desencajados porque se les permite corretear y gritar a horas intempestivas, en plena noche llena de adultos que entregaron su eje espacio-temporal a la cerveza, para dejarlos un rato a su aire. Me mira. Claro, el paso doble se sale de la consola con rabia. En un momento que no retengo, me veo rodeándole la cintura, pisando cadenciosa la piedra de la plaza de la Constitución. Ya no baila sola. O bailamos solas las dos. Con 40 años que deberían separarnos visceralmente y que, a Dios gracias, no lo hacen. Después, Mariachis, José Tomás, Aguascalientes y Galapagar. Ahora, al son de Mentirosa bailamos los dos. Ajenos a la locura urbana. Se representa mientras tanto una escena de Bienvenido Mr. Marshall. Se arrojan desde un balcón 300 sombreros cordobeses. Se venden teteras, polleras hippies, iniciales autoadhesivas, cohetes, mojitos y tés. Se levanta el estado etílico de la comunidad, claro, se ve en la sangre que va poblando más caudalosa las venas de los rostros. Y en que crisis deja de repetirse cansinamente. Después, grupo musical en vivo, fórmula: Rata Blanca+flamenco+LuisMiguellyrics. Saltar y saltar. Genial los tres. Después, el encierro bajo un sol de mala leche. Un toro se sale de la vaya, coge a dos. El tercer toro precioso. Color téconleche. Y. se nos pierde y, en modo padres, buscamos desesperados. La plaza llena, recortadores con camisetas del Barça. Subidón, un poquito de miedo. Después, la ofrenda floral al Cristo de las Mercedes. La misa solemne, pleno de las autoridades completamente camufladas con la gente. La concejala de fiestas es más maja. Las señoras la persiguen para que les dedique unas palabras que se convertirán en el tema de la sobremesa. Ya nadie baila solo. No hay tiempo. Procesión por las calles cortadas, sin coches, milagro. La banda se sale de lo lindo que toca. Y. me lo dice y yo le creo porque sabe mucho. El Cristo es bonito. Vamos, que es reciente, nada del siglo XVI. Seguro que mal restaurado. Múmal. Volvemos a entrar en la casa del Señor, bendición final, aplausos, fotos. Queda la noche, danza española, fin de fiesta, cohetes miles. Cuidado hija con las chispas. Los abuelos felices. Los críos sacados. Los jóvenes graciosamente enchispados. Los chinos facturan de miedo. Se venden teteras, polleras hippies, iniciales autoadhesivas, cohetes, mojitos y tés. Y me lo digo, lo afirmo, lo repito. ¡La que vamos a montar allá donde vivamos! Fiestas patronales, populares, populistas, middle-class burguesas, barriobajeras, copetudas. Para que todos bailen solos.